La Fraternidad, impulso y fuerza de la Resistencia. #Acteal #17Años

«Escuchen, hermanos». Estas dos palabras puntuaron los discursos de las personas víctimas de violencia de Estado que vinieron a compartir sus experiencias de lucha este...

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«Escuchen, hermanos». Estas dos palabras puntuaron los discursos de las personas víctimas de violencia de Estado que vinieron a compartir sus experiencias de lucha este domingo 21 de diciembre de 2014 en la Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal (Ch’enalvo’, Chiapas). Ningun@ de l@s que fueron invitad@s por la Sociedad Civil Las Abejas a celebrar la XVIIa conmemoración de la matanza de sus 45 compañeros perpetrada por paramilitares en 1997 vino a dar una conferencia de prensa y despedirse después de exponer su ponencia.

Cada un@ de l@s que tomaron el micrófono por la mañana para contar la historia de su pueblo y hablar de su propio dolor, esperaba penetrar, despertar, aliviar e inspirar a los que lo/la iban a escuchar. Al mismo tiempo buscaba en su auditorio un oído fraterno, a un hermano o a una hermana que pudiera entenderl@ y proponerle caminar a su lado contra la impunidad, la corrupción, la represión y el olvido. A eso vinieron 14 madres, padres, familiares y compañeros de normalistas de Ayotzinapa (Tixla, Guerrero) asesinados y desaparecidos el 26 de septiembre de este año por fuerzas de seguridad pública. Estaban también los frailes de «La 72», la casa de migrantes de Tenosique (Tabasco) que aloja cotidianamente a unos de 130 caminantes indocumentados maltratados por las autoridades mexicanas y el crimen organizado. Así también los desplazados de Banavil (Tenejapa, Chiapas), los desplazados y familiares de campesinos asesinados del Limar (Tila, Chiapas) y el padre de Alejandro Díaz Santis, integrante de La Voz del Amate y adherente de la Sexta, injustamente preso desde hace 15 años y 8 meses.

«A pesar de la distancia que nos separa, es el mismo dolor»

Como lo comentó el padre de Mauricio Ortega Valerio, normalista de 18 años desaparecido en Iguala, «no hay diferencia» entre los sufrimientos de las víctimas de la represión. «A pesar de la distancia que nos separa, es el mismo dolor, es la misma agresión, y la misma política agresiva para todos los ciudadanos de este país», dijo Ortega, para quién los estudiantes tanto como el pueblo de Acteal y tod@s l@s campesin@s y migrantes que han sido asesinados con la complicidad del estado, lo fueron porque son «pobres y indígenas». «Para el gobierno es un delito ser pobre. Nos ve como uno de los peligrosos, porque nos manifestamos ante la agresión, ante la injusticia».

«No necesitamos mucho análisis ni muchas palabras para contar nuestra historia porque la historia de cada uno aquí es la historia de todos, añadió Rafael Landerreche, integrante de la parroquia de Ch’enalvo’ que lleva diez años acompañando la lucha de Las Abejas. Cuando cualquiera de los que han hablado empieza a contar su historia, ya con poquito que diga, los demás entendemos, porque decimos ‘es lo mismo, es la misma historia, ya los conocemos a los culpables’”.

«Aquí, a pesar del dolor, hay fuerza, hay esperanza»

Al darse cuenta de que comparten el mismo sentimiento de injusticia, la misma indignación y la misma rabia, l@s herman@s víctimas de violencia de Estado en México no pueden dejar de pensar que juntos y juntas pueden construir un mundo más justo y empezar a esperar. «Aquí ahorita, tenemos establecida la fraternidad, el dolor. Hay mucho dolor concentrado en este lugar. Para empezar está el dolor de todos los 45 que están sepultados aquí abajo, y está el dolor de todos ustedes que nos visitan. Pero es un dolor que nos hermana y que no se queda allí, sino que está en la esperanza. Es un dolor que no se da por vencido», dijo Rafael Landerreche. «Aquí muchos han venido a agarrar ánimo. Parecía que el gobierno quería que hubiera puro dolor y desesperación, pero aquí, a pesar del dolor, hay fuerza, hay esperanza», insistió.

Además de juntar a los diferentes pueblos en lucha de México, la hermandad es lo que permite a cada uno de los movimientos seguir avanzando. Los familiares y compañeros de normalistas de Ayotzinapa asesinados, heridos y desaparecidos ni se conocían antes del ataque policiaco manejado por el gobierno. Desde hace casi tres meses, pasan sus días y sus noches juntos en la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, cobijándose y organizándose. Allí definen cada mañana los nuevos pasos de su camino hacia la justicia: a qué marcha y a qué mitin convocar el pueblo, a qué encuentro participar, qué nuevas herramientas jurídicas usar para descubrir la verdad y revelar las mentiras de la Procuraduría General de la República (PGR) que quiere cerrar el caso haciendo creer que los 43 desparecidos fueron quemados en un basurero de Cocula (Guerrero), una versión invalidada por científicos de la UNAM. «Esa reunión, esa fuerza que hemos tenido, ha sido de mucho valor para nosotr@s. Nos ha ayudado para plantear ante el presidente de la República a que presente con vida a los 43 estudiantes y a que se haga justicia para los 3 caídos», dijo el padre de Mauricio Ortega Valerio.

«Hay mucha gente valiente, audaz, que deja una parte de su vida, de su tiempo» por la defensa de sus hermanos

En ciertas luchas, como la defensa de los migrantes, el genuino Amor por el Otro es el único motor. En «La 72», como en muchas casas de migrantes de México, son voluntarios que trabajan para recibir y cuidar a los centroamericanos, sudamericanos y africanos que llegan allí después de haber sido golpeados por autoridades y secuestrados por gente del crimen organizado. «En la casa del migrante hay mucha gente valiente, audaz, que deja una parte de su vida, de su tiempo con nosotr@s, dándoles esperanza, consuelo, ánimo, a los migrantes, exigiendo justicia, defendiéndoles en el Ministerio Público, en la PGR, ante el Instituto Nacional de Migración (INM), gritando que frene este holocausto de migrantes», dijo el Fray Tómas González, que dirige el albergue y ha denunciado en varias ocasiones la infiltración del crimen organizado en el INM.

Ese Amor puede surgir de afuera también. De los ciudadanos solidarios que se acercan a «La Bestia» para tirar comida a los ignorados que viajan en el techo del tren para que no se mueran de hambre. «Algo que me ha marcado, es como llegan los alimentos, los víveres a esta casa. Hay personas que llegan del mercado y donan. Me ha marcado ver cómo la divina Providencia va llegando a través de personas solidarias», contó el Fray Ramón, hondureño, que recientemente empezó a trabajar en «La 72». Ese Amor que surge desde abajo y desde afuera es quizás la única fuerza que puede permitir a los pueblos resistir al Odio y la Violencia de los de arriba como en la Normal de Ayotzinapa que también han llegado víveres, comida y dinero enviados por herman@s de otras parte de México y del mundo.