Texto: Ana Acosta, El Churo Comunicación
Fotos: Tomate Colectivo, Cacto Producciones, koman ilel
Territorio Audiovisual América Latina y el Caribe
Trabajo realizado en el marco del encuentro de medios libres por Ayotzinapa. Julio, 2015
Ayotzinapa es una palabra que llegó a nuestros oídos, mentes y corazones por una triste razón: 43 estudiantes normalistas rurales fueron desaparecidos. Pertenecían a la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, un pequeño poblado del estado de Guerrero, en México.
Este 26 de julio se cumplen 10 meses desde que los 43 estudiantes fueron desaparecidos durante una protesta fuertemente reprimida por el ejército mexicano y la policía municipal. Sus compañeros cuentan que la última vez que los vieron estaban siendo llevados por las Fuerzas Armadas en un camión. Es por eso que los padres responsabilizan al Estado Mexicano por su desaparición y es hacia el Estado donde se dirige el grito ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
En el marco de la Jornada Mundial por Ayotzinapa, se realizó el “Encuentro de Medios Libres” del 23 al 26 de julio. Medios alternativos, comunitarios, autónomos, libres o como les llamen de todo México y de varios países de América Latina: Ecuador, Perú, Brasil, Argentina, Cuba, Chile, llegaron a Ayotzinapa para brindar su solidaridad comunicacional.
La tortuga
En la cancha de baloncesto de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa ya nadie juega. Desde septiembre del 2014, cuando desaparecieron los 43 normalistas, la cancha fue ocupada por 43 pupitres con fotografías y tortugas de papel. La cancha es, además, la cocina donde padres y madres de los desaparecidos preparan alimentos y se reúnen. Para muchos la escuela pasó a ser su hogar. Ahí duermen, viven y se organizan para exigir justicia por sus hijos.
Ayotzinapa significa “lugar de tortugas” en lengua Nahuatl. Es, también, el símbolo de la Escuela Normalista. Para los familiares, amigos y compañeros de los 43 desaparecidos la tortuga se ha convertido en el símbolo de su lucha: paciencia hasta encontrar a sus hijos y justicia a los responsables. La justicia tarda, pero cuando llega es implacable, dice un graffiti en una de las paredes de la escuela. Es que en Ayotzinapa, las paredes cuentan historias. Cuentan la solidaridad y el sentido de esta escuela normalista rural.
Las escuelas normalistas son un legado de la Revolución Mexicana de 1910. Su modelo se basa en que la educación debe llegar a los sectores más despojados; en este caso, a los campesinos y campesinas. Es por eso que a las escuelas normalistas rurales asisten jóvenes campesinos, hijos de campesinos, que posteriormente cumplirán su labor de maestros en las zonas rurales más marginales de México.
En la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa no solo se han formado profesores rurales, sino líderes sociales, luchadores que históricamente han incomodado al poder. Es por eso que en los últimos años, los gobernantes de turno en México arremetieron contra las escuelas normalistas rurales; ya que para ellos son un “nido de guerrilleros”. Reformas, leyes y la represión de las Fuerzas Armadas de un Estado capitalista, como es el mexicano, han puesto todas sus fuerzas para desaparecerlas.
La protesta de 2014 –donde se produce la desaparición de los 43 normalistas– era una de las tantas protestas realizadas por los estudiantes exigiendo, entre otras cosas, el presupuesto necesario para seguir funcionando. La escuela de Ayotzinapa es internado. Los estudiantes rurales acceden a la educación, vivienda y alimentación de forma gratuita; esto permite que estudiantes de zonas muy marginales accedan.
El gobierno mexicano de Peña Nieto quiere modificar la legislación y desaparecer las escuelas normales rurales. Para él, las escuelas rurales no tienen razón de ser. Pero para las comunidades campesinas, las escuelas rurales son indispensables porque fortalecen el acceso a la educación pública. Además, mientras la pobreza exista en México las normales rurales tendrán razón de ser, afirman los estudiantes.
No son 43 desparecidos, son millones es el texto de un sticker en la puerta de la radio Voces Nuestras, de Ayotzinapa. La desaparición de los 43 normalistas fue la punta de un hilo que va abriendo la realidad de la violencia en México: desapariciones forzadas, la narcopolítica y la impunidad. Pero a la vez, Ayotzinapa es la punta de otro hilo, de solidaridades y luchas para quienes exigen justicia, verdad y otros mundos posibles en México y en América Latina.
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