El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de Ayotzinapa, presentó el domingo 6 de Septiembre los resultados de su investigación y primeras conclusiones sobre los hechos del 26 y 27 de Septiembre en Iguala según el informe que realizaron y que se puede descargar aquí.
Ninguna de las cuatro hipótesis que los medios de comunicación habían propagado son ciertas, concluyen, dado que las versiones que las probarían son incongruentes entre sí. Tampoco la famosa versión de que los estudiantes fueron incinerados en el basurero de Cocula se da por válida. Por un lado porque las declaraciones de los supuestos perpetradores tienen inconsistencias entre ellas, y por otro lado, porque según el perito especialista José Torero, la incineración de los 43 cuerpos en el basurero de Cocula hubiera dejado un conjunto de pruebas evidentes, imborrables e irrefutables que no existen. Por tanto, todas las declaraciones de los presuntos responsables o presuntos implicados de la matanza y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa que se utilizaron en la investigación del GIEI, no son más que falsas pistas, incoherentes entre sí, que verifican la ausencia de fiabilidad de éstos y las instituciones a las que pertenecen.
La GIEI destaca el alto nivel de coordinación entre los cuerpos de policía en el ataque
Entre las conclusiones de la investigación llevada a cabo por el GIEI, se resaltan varios aspectos. En primer lugar, la masividad del ataque hacia los estudiantes, que dejó un total de 180 víctimas directas, de las cuales 6 ejecutadas extrajudicialmente, 43 desaparecidas, 40 heridas, 80 perseguidas y 700 familiares de víctimas de asesinato, desaparición o ataque.
En segundo lugar, el alto nivel de agresión, que va in crescendo a lo largo del ataque y es caracterizado por la GIEI como desproporcionado y sin sentido. Así mismo, añaden, que ha dejado una inmensa secuela de miedo generalizado en la región que ha afectado a la investigación.
En tercer lugar resaltan la complejidad del ataque y el alto nivel de coordinación necesario para hacer posible la intervención de tantos actores (policía ministerial, policía local, policía federal, policía estatal y ejército), en nueve escenarios diferentes de ataques directos y en un periodo de tan solo 3 horas. Al respecto, el GIEI afirma que la coordinación se lleva a cabo bajo las órdenes de un individuo cuya identidad todavía se desconoce. A esta deducción, llegan gracias al relato de uno de los chóferes de autobús que tras ser detenido y llevado al palacio ministerial, la policía estatal lo conduce a una casa en el centro donde aparentemente hay un personaje que da órdenes. Así mismo, pieza clave en la coordinación es el C4, una herramienta de coordinación entre los distintos cuerpos de policía, el ejército, bomberos y ambulancias, y el extraño comportamiento que se dio en el funcionamiento de esta herramienta durante dos periodos concretos de la noche durante los que se estaban ejecutando ataques, elemento clave para determinar el tipo de coordinación.
En cuarto lugar se destaca el factor de protección nulo que las distintas autoridades brindaron a los estudiantes; la tardanza de los servicios médicos en el tratamiento de los heridos, que apuntan, se relaciona con el miedo generalizado y por último, la forma en que la policía municipal y otras autoridades actuaron con total impunidad y se relacionan con el crimen organizado.
Por último, se destaca el marco general de contradicciones en el que se da la investigación, entre la agresión a los normalistas y las versiones de lo que sucedió, entre los peritajes y las confesiones. Y fruto de tales contradicciones, aparece un nuevo hilo de investigación: la posibilidad de que el móvil de las agresiones fuera el quinto autobús que tomaron los normalistas, un autobús que podría ser utilizado para narcotráfico.
Se abre un nuevo hilo investigación: el quinto autobús
A lo largo de la investigación, los especialistas se encontraron con varias versiones que no solo eran contradictorias entre sí, sino que como factor común tenían el ocultamiento de la existencia del quinto autobús.
Por un lado, explican que el conductor del quinto autobús dijo que éste nunca se alejó de la terminal porque estaba averiado. Al contrario que los relatos de los jóvenes normalistas que aseguran que sí salió de la ciudad, versión que verificada por un video que muestra la salida de los cinco autobuses de la terminal.
Por otro lado, cuando el GIEI trató de localizar el vehículo para estudiarlo, los responsables de la empresa de transportes facilitaron otro autobús que aparentemente no era el que aparecía en el video.
A todo ello se le suma una conclusión básica para el grupo de investigadores, y es que el objetivo de la noche del 26 de septiembre era “no dejar salir a los autobuses de Iguala”, tal y como sentenciaron.
Por último, la existencia de varias investigacions llevada a cabo desde Estados Unidos acerca del narcotráfico entre la ciudad de Chicago e Iguala, y el caso concreto de una investigación en la que se habla de un autobús modificado para el transporte de estupefacientes, podrían convertirse en elementos claves para continuar con la búsqueda de los desaparecidos y depurar responsabilidades.
El GIEI recomienda continuar con las investigaciones y la depuración de responsabilidades
La presentación del informe de GIEI concluyó con algunas recomendaciones del grupo al gobierno de la República. Al respecto de la investigación, matizó que “hacen falta muchas más pruebas, peritajes e investigaciones”. Refiriéndose al análisis de las llamadas telefónicas, a la investigación del traslado de estupefacientes o a la autopsia de Julio César Mondragón entre otros.
Así mismo hablaron de depurar responsabilidades a todos los cuerpos de seguridad presentes durante los ataques, de investigar otros posibles responsables y de capturar de una vez a Felipe Flores Velázquez, Secretario de Seguridad Pública de Iguala durante los hechos, a Hilraldo López Astudillo, conocido como el cabo Ill y a Alejandro Temescal, exmiembro de la Policía Municipal de Iguala.
Ayotzinapa sigue latiendo en los corazones alrededor del mundo
A 20 días de cumplir un año de la masacre y desaparición de los estudiantes, las investigaciones no han dado frutos suficientes ni para depurar responsabilidades ni para encontrar a los desaparecidos. La justicia parece no estar del lado de las víctimas, ni de los familiares, ni del pueblo de México que exige respuestas. Y sin embargo, en el mundo entero hay miles de personas que siguen organizándose, apoyando a los familiares, amigos y compañeros de los desaparecidos y movilizándose sin perder la esperanza. Prueba de ello será cuando el próximo 26 de Septiembre, en el primer aniversario de los hechos de Iguala, miles de voces alrededor del mundo volverán a gritar justicia por Ayotzinapa.
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