A las organizaciones sociales de abajo y a la izquierda,
A los medios libres mexicanos y transterritoriales,
A lxs adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona,
Al Congreso Nacional Indígena,
A defensores de derechos humanos y libertad de expresión en México y el mundo,
A las personas que nos han brindado su confianza y apoyo.
El lunes 31 de agosto en la Ciudad de México, a plena luz del día y en la vía pública, uno de los integrantes de este colectivo, Heriberto Paredes Coronel, fue amenazado de muerte, hecho documentado por la organización Artículo 19.
Además de Heriberto, dos compañeros más que han decidido mantener su identidad fuera de la vista pública, también fueron amenazados, por lo que nos mantenemos en alerta. Esto no es un hecho aislado, desde mayo del año en curso, participantes de este medio independiente han sido amenazados por motivos relacionados con las labores de comunicación que realizamos.
Como SubVersiones, participamos en el movimiento de medios libres, nos concebimos como colectivo y nos regimos de manera asamblearia. No respondemos a intereses económicos ni a la política hegemónica, en tanto que no somos una empresa de información ni pretendemos lucrar con los contenidos generados. Somos un espacio para investigar, difundir, amplificar voces de lucha y un pequeño espacio de lucha en sí.
Nuestro quehacer se ha convertido en una de las actividades más riesgosas en México, con los fatídicos resultados que conocemos. Durante la administración de Felipe Calderón se registraba un ataque sobre periodistas cada 48.1 horas. Con Peña Nieto, el promedio es de 26.7 horas. Dicho de otro modo, la violencia contra periodistas ha aumentado, y en lo que va de la actual administración priista, se habían documentado hasta marzo de 2015, nueve casos de asesinato a periodistas. De igual manera, resulta indignante el brutal ataque hacia todxs aquellxs que hacen uso de su libertad de expresión y manifestación, como el reciente homicidio de Rubén Espinosa y feminicidios de Nadia Vera, Alejandra Negrete, Mile Martín y Yesenia Quiroz. La situación de violencia extrema y descomposición política y social por la que atraviesa el país –en la que la violencia de Estado se ejerce impune y descaradamente– ha generado que el acto de comunicar, informar o denunciar la crudeza de la realidad y las injusticias a las que nos encontramos sometidos como pueblos implique, desgraciadamente, asumir estas actividades como de alto riesgo.
El que nos estén amenazando nos hace pensar que hemos afectado, aunque sea mínimamente, algunos intereses, ya que muchas de nuestras coberturas son sobre denuncias sociales contra agentes del Estado, injusticias, corrupción, ineptitud o violencia por acción, omisión o aquiescencia. Además, los casos que documentamos no son cubiertos por medios comerciales o, cuando sí, son narrados desde la perspectiva oficialista que tergiversa los hechos a conveniencia y anula las voces de las personas agraviadas. Como medio libre buscamos mostrar las luchas y resistencias de manera honesta y solidaria, siempre desde las perspectivas del abajo que somos.
Los compañeros amenazados han realizado coberturas en diversos estados del país, documentando, por ejemplo, el surgimiento de autodefensas en Michoacán y Guerrero; las problemáticas que consumaron la división de las policías comunitarias en ambos estados; las disputas entre distintos grupos del crimen organizado; al igual que el despojo de tierras y recursos naturales a comunidades campesinas y urbanas. Han documentado la desaparición forzada de muchas personas; las amenazas a otros periodistas y luchadores sociales; han levantado la voz y puesto los reflectores para visibilizar la persecusión y la prisión política; han mostrado la violencia de la represión frente a manifestaciones pacíficas y han denunciado la cara criminal del Estado y sus múltiples facetas. Todo su trabajo se encuentra plasmado en nuestra web —subversiones.org— que es un esfuerzo de muchas y muchos más por construir una alternativa de comunicación.
De ahí que intenten doblegarnos, amedrentarnos y querer callarnos a través de amenazas en llamadas telefónicas y encuentros desafortunados; sólo así se puede explicar que sucedan situaciones que generan miedo, incertidumbre, desazón, inseguridad.
Como colectivo continuaremos realizando las labores de comunicación y difusión como hasta ahora lo venimos haciendo. No vamos a permitir que nos callen con amenazas. Como parte de nuestros principios éticos, comunicamos honestamente desde nuestras subjetividades, con ideales de autonomía, libertad y justicia, para romper el cerco mediático generado por la manipulación masiva de los medios de paga que invisibiliza las luchas sociales y los procesos emancipatorios y de autogestión que suceden en un país donde no someterse es el peor de los delitos. Así que les decimos que ante las amenazas, nuestra respuesta será comunicar más, mejor organizados y más unidos.
Condenamos los ataques, la criminalización, los encarcelamientos, desapariciones, asesinatos y otras formas de represión. Sabemos que el Estado se manifiesta de muchas formas, a veces como grupos del crimen organizado, a veces como grupos paramilitares, a veces como agentes negociadores. Desconfiamos del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas así como de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión porque algunos de nostrxs ya hemos pasado por estas instancias y nada se ha resuelto, sólo ineptitud y burocracia hemos encontrado. Sabemos quiénes son los enemigos y ante ello decimos que ni la verdad ni la justicia vendrán de los agresores. Así, hacemos nuestro lo expresado en el más reciente comunicado del EZLN: «de arriba sólo hay que esperar simulación, engaño, impunidad, cinismo».
Por esto es urgente y necesario construir una protección que no venga de las instituciones sino de la gente, de las organizaciones sociales, de las personas que nos han mostrado en estos cinco años de trabajo lo que significa la lucha y el apoyo mutuo para no dar más víctimas y mártires al país. Consideramos que todas y todos debemos organizarnos para resistir la violencia que nos golpea por decir y expresar lo que comunicamos; buscaremos seguir ejerciendo nuestras labores crítica y libremente, a partir del cuidado mutuo, de la preparación, de la construcción de mecanismos que sí respondan a las necesidades que tenemos.
Seguiremos luchando para cooperar en la generación de una comunicación que no esté al servicio del Estado ni de las grandes corporaciones, seguiremos construyendo comunicación desde abajo.
De ellos es la noche, el amanecer es nuestro.
SubVersiones, Agencia Autónoma de Comunicación
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