Frente al hartazgo por tanta arbitrariedad e injusticia las miles de familias ch’oles que componen el Ejido Tila, en la Zona Norte de Chiapas, tomaron el acuerdo de la expulsión del ayuntamiento municipal y el ejercicio de su autonomía ejidal, su derecho a gobernarse en su territorio. Esta acción no es menor frente a la permanente estrategia de contrainsurgencia en Chiapas, y los recientes avances del capital minero en Tila.
Tila, así como tantos otros pueblos y comunidades, además de contar con la larga historia de opresión colonial, fueron colocados dentro del teatro de operaciones del conflicto por parte de gobierno federal, bajo una estrategia permanente de guerra, basada en la contrainsurgencia. Por su localización geográfica ha servido como territorio de contención del conflicto hacia los estados vecinos de Tabasco y Campeche. Siendo colindante a éstos, su territorio y vías terrestres de comunicación han sido militarizados, donde se ha establecido un clima de terror y muerte en las comunidades.
Al ya interés del poder contrainsurgente y colonial por controlar estos territorios y su población, en la Zona Norte de la selva chiapaneca se han puesto en marcha diferentes planes y proyectos del capital, que incluyen infraestructura, para el desarrollo de la industria minera, petrolera, turística y de monocultivo de palma. En Tila, desde hace alrededor de 8 años, el gobierno ha ido construyendo en silencio y bajo engaños, la infraestructura para una mina en Chulum Juárez, un ejido ch’ol en la zona alta del municipio de Tila, donde extraerá uranio (Mapa: 1). Oilwatch Mesoamérica, en “El Petróleo en Chiapas”, ya alertaba respecto a estas comunidades como “Principales localidades ubicadas en las regiones con mayores posibilidades petroleras”, de acuerdo a información de Pemex (http://bit.ly/22tMm8p).
El Ayuntamiento Municipal juega un papel fundamental la gestión e implementación de esta mina. De la misma manera el poblado de Tila, donde hasta ahora estuvo asentado, ya que buscan establecerlo como centro regional de operaciones y servicios. Así se ha incrementado el interés gubernamental para establecer el poblado bajo su control, además del que ya existía por la administración del comercio de las fiestas religiosas al que acuden miles de peregrinos, los beneficios de la privatización de las tierras bajo su administración, y los recursos municipales de la administración pública de guerra contra la autonomía zapatista.
Para la puesta en marcha de la mina, funcionarios gubernamentales han comenzado a realizar las labores de “gestión” con esa comunidad, presionando a las familias campesinas ch’oles para abandonar las tierras, como fue explicado por el Subcomandante Insurgente Moisés en el seminario del “Pensamiento crítico frente a la Hidra Capitalista” (http://bit.ly/1MGSEZl). A Tila llegan los relatos sobre cómo los burócratas se presentan con listado en mano, que contiene una relación del monto de los recursos gubernamentales obtenidos en los últimos años, para obligarlos a abandonar las tierras, porque “ya están pagadas”. Además, profesores rurales son presionados para convencer a la comunidad de “los beneficios” de la propuesta gubernamental.
Como parte de la infraestructura para esta industria extractiva, el gobierno federal ha ido construyendo un camino a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que conduce de Tila a esta comunidad de Chulum Juárez, ubicada a 14 km, a partir de la carretera estatal Yajajón-Petalcingo-Tila (Mapa: 2). Sumado a esto, hacia el año de 2010, el Ayuntamiento ofreció a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) un terreno ejidal para la construcción de una subestación eléctrica en el entronque de ese ramal, dentro de terrenos ejidales (Mapa: 3). Los funcionarios argumentaban la mejora de la calidad de la electricidad en la región, el ejido detuvo su venta.
Por otra parte, hace un par de años la autoridad ejidal tuvo información sobre la construcción de una presa en la parte baja, al sur del ejido. Cobró mayor relevancia cuando ejidatarios detuvieron a un grupo de ingenieros realizando mediciones del agua en uno de los ríos de ejido en esa zona (Mapa: 4). Los profesionistas manifestaron frente a autoridades ejidales que realizaban estudios para las presas de Chiapas. Otra fuente de agua cercana al proyecto minero se encuentra en el río Sabanilla, en donde el Ayuntamiento de Tila, por medio de sus grupos paramilitares mantuvo bajo ataque a la comunidad zapatista de Comandante Abel para despojarle de sus tierras durante el 2011 y 2012 (Mapa: 5)
Tales intereses del capital extractivo que se encuentran en la fase oscura de su gestión, pero ya de clara construcción de su infraestructura, han incrementado la ambición de los funcionarios propietarios del Ayuntamiento; los caciques paramilitares de Tila, quienes cuentan con una deuda histórica por la desaparición, terror y la muerte que hasta ahora han sembrado en este pueblo ch’ol. Sus antecesores fueron coyotes, usureros, y antes capataces de la finca cafetalera, de la que el pueblo ch’ol recuperó una parte de su tierra ancestral, cuando se conformó el Ejido Tila. Su papel permanente como intermediarios locales del poder colonial, finquero y contrainsurgente, ahora cobra nuevos bríos con el proyecto minero en marcha. Los hasta hoy impunes operadores locales de Paz y Justicia, tienen una nueva veta de avaricia por los beneficios de la presión y represión para el despojo, actividad de la que son profesionales.
El poblado de Tila, y las instalaciones del Ayuntamiento, han sido su centro de operaciones. La impunidad con la gozan, la arbitrariedad y despotismo de su ejercicio de poder trajo como respuesta el acuerdo de la asamblea ejidal ch’ol de expulsarlos del poblado, el corazón de su territorio. El pueblo campesino ch’ol que se había venido organizando para defender su tierra, se cansó de tener la basura en su casa. Acumularon el hartazgo por tanta injusticia, pese a que cuentan con varios amparos ganados contra el ayuntamiento, gobierno y congreso del estado, así como la razón, la ley, su historia y memoria, además de la plena y legítima voluntad de su asamblea general.
Tan sólo en este último par de años el ayuntamiento, con la protección de gobierno estatal, continuó con los intentos de despojo de terrenos y del agua, la usurpación de funciones ejidales, los hostigamiento a las autoridades ejidales, y el intento de división de la asamblea, que al no lograrlo les llevó al cinismo de nombrar a un falso “Comisariado de Tila”, pero tampoco les funcionó, acrecentaron la digna rabia. Acciones que ha estado realizando mientras la Suprema Corte de Justicia determina el modo de ejecución del amparo ganado por el ejido, cuya sentencia establece que el poblado está bajo dominio ejidal, y que el Ayuntamiento está fuera de toda legalidad, es decir no existe la cabecera municipal, sino que es un centro de población ejidal, bajo la plena autoridad de su asamblea.
Así, en medio de este panorama en que los intereses del capital se han escalado para la región, la puesta en marcha de las contra reformas para el despojo e invasión de las tierras, y el hartazgo ante la arbitrariedad y la impunidad, el pueblo ch’ol de Tila fue reflexionando y acordó la expulsión del Ayuntamiento Municipal de su territorio ejidal. A su vez, determinó recuperar su libre determinación como asamblea ejidal ch’ol, y ejercer su derecho a gobernar en su tierra y territorio. Un pueblo que tiene en su régimen ejidal asambleario, la institución ch’ol desde la cual han podido establecer su proceso de defensa colectiva.
Hoy que esos intereses del poder contrainsurgente y del capital han sido puestos en riesgo, al quitarles el centro de su operación regional, nuevamente apuestan por reorganizar a sus fuerzas paramilitares para atacar e imponer su dominio. Recientemente estas fuerzas irregulares habían mostrado su fuerza; encapuchados, armados, equipados con radios de comunicación y vehículos del ayuntamiento, realizaron retenes y rondines con toda impunidad durante el proceso electoral. Personal del ayuntamiento reclutó a jóvenes de diferentes comunidades que equiparon y entrenaron para tales acciones.
Como ha sido hasta ahora, los operadores locales de poder reorganizan sus fuerzas a través de líderes comunitarios, beneficiarios de los recursos gubernamentales contrainsurgentes. Así han comenzado a polarizar el clima contra el ejido en diferentes comunidades del municipio, ya que de manera interna no han podido lograrlo. A través del engaño, el ofrecimiento y el condicionamiento de recursos de los programas gubernamentales organizan a la gente. Las autoridades ejidales cuentan con estos datos de primera mano, ya que si desde arriba reorganizan su red de terror, abajo siempre florece la red por la vida, por la solidaridad, hermandad e información entre las comunidades. Se sabe que están preparando una acción en su contra, además, de que un ex funcionario del Ayuntamiento, y operador de las acciones paramilitares en el periodo electoral, está recurriendo a grupos del crimen organizado con presencia en Ocosingo y Palenque para atacar de manera selectiva a miembros del ejido. Como siempre, el gobierno negará todo y fingirá investigar.
El primer saldo de la acción represiva gubernamental es un ejidatario herido de bala por parte de director de la policía, Francisco Vilchis Villafuerte, el “mando único” (figura en los planes de seguridad que unifica el mando policiaco municipal, estatal y federal). La vida del ejidatario hasta el momento se encuentra fuera de peligro, gracias a la atención inmediata del ejido y sus autoridades, quienes además están acuerpando el sustento de la familia del herido. Además, en los medios oficialistas se presume la presencia de un destacamento de fuerzas policiales en espera de la orden para ejecutar un operativo sobre el poblado. Y el gobierno estatal hizo pública la acusación judicial contra ejidatarios por los delitos de Lesiones, Daños, Motín y Atentados contra la paz y la integridad corporal y patrimonial de la colectividad y del estado (http://bit.ly/1mpHgcO).
La situación en Tila requiere de nuestra solidaridad, como hiciera el llamado reciente el Congreso Nacional Indígena y la
Red contra la Represión, frente a los planes de represión gubernamental por sus fuerzas regulares e irregulares, que ven en la acción del pueblo una amenaza hacia su interés económico, y político contrainsurgente, se han quedado sin su centro de operación. Las y los ch’oles de Tila buscan recuperar y reconstituir su libre determinación como pueblo ch’ol, el ejercicio de la autonomía y autogobierno en su territorio ejidal, una alternativa en la lucha por Tierra y Libertad. Así, frente al hartazgo por tanto injusticia y la tormenta que se avecina, el Ejido ch’ol de Tila determinó agrietar el muro de su opresor (http://on.fb.me/1UeNbvQ).
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