San Cristóbal de las casas a 24 de noviembre 2015
A organizaciones civiles y de base
A la sociedad civil nacional e internacional
A los medios libres
El Movimiento de Mujeres en Defensa de la Tierra, el Territorio y por el Derecho de las Mujeres a decidir, se pronunció en su primera asamblea a favor de la propiedad social, contra todas las formas de privatización de la tierra y el territorio y denunció la reforma energética así como su continuidad en la reforma estratégica del campo.
Los días 23 y 24 de noviembre de 2015 nos reunimos en la primera Asamblea convocada por el Movimiento en Defensa de la Tierra, el Territorio y por el Derecho de las Mujeres a Decidir. Este evento se realizó en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Asistimos alrededor de cien mujeres y hombres de diversos municipios de Chiapas, Puebla, Quintan Roo y Estado de México, y de países como Alemania, Argentina, Colombia, España, Estados Unidos y Suecia para analizar el panorama que se gesta a partir de la reforma estructural del campo propuesta por el gobierno de Enrique Peña Nieto, la cual se suma al paquete de reformas estructurales emprendido en 2012 bajo el mismo gobierno.
La convocatoria de la primera Asamblea se dio en el marco de la conmemoración de la lucha contra la violencia a las mujeres en reconocimiento a la lucha que las tres hermanas Mirabal hicieron en República Dominicana en contra del dictador Rafael Leónidas Trujillo quien las asesinó el 25 de noviembre de 1960.
En esta asamblea acordamos luchar contra todas las formas de violencia contra las mujeres y los pueblos originarios, las campesinas y campesinos especialmente ante los despojos de la tierra y el territorio que promueven las políticas gubernamentales. Denunciamos y rechazamos la intención de desaparecer la propiedad social (ejidos y comunidades) contenida en la propuesta de la reforma estructural al campo, que haría desaparecer la autonomía de los pueblos así como sus formas de organización, de vida y cultura comunitarias. Así mismo denunciamos los programas gubernamentales (ProAgro, Concafé, Prospera, y 65 y más, entre otros) que nos han introducido en la dinámica capitalista de endeudamiento, a la par que han generado mayor dependencia.
En la Asamblea acordamos profundizar el trabajo en ejidos, comunidades y organizaciones porque son la base del movimiento para la defensa de la tierra y el territorio. Y por lo tanto consideramos necesario combatir el divisionismo para lograr la unidad comunitaria para una defensa real de la vida, de la propiedad social y de los bienes naturales. Además de que las comunidades reconozcan el derecho de las mujeres a ser copropietarias con el fin de favorecer el ejercicio de sus derechos y su participación en la toma de decisiones.
Como Movimiento nos trazamos un plan anual de trabajo colectivo que reconoce la lucha y la fuerza de las mujeres. Este programa además del trabajo comunitario reconoce la necesidad de articularnos, formarnos y profundizar la consciencia política de la defensa de la tierra y el territorio. Por ello desde el 8 de marzo del 2015, cuando que nos declaramos como Movimiento, nos hemos vinculado con otros movimientos a nivel nacional, como la resistencia Yaqui, la Cucapá, el pueblo de Cherán, el Movimiento en defensa de la tierra de Atenco, los pueblos y organizaciones contra las altas tarifas de la luz en la costa, y diversos grupos urbanos en contra de la privatización de espacios y bienes comunes. Así mismo decidimos integrarnos a la Campaña Nacional en Defensa de la Tierra y el Territorio, al Movimiento Mexicano de Afectados por Presas y en Defensa de los ríos (MAPDER), y a la Asamblea Nacional Constituyente Ciudadana-Popular.
Quienes participamos en el Movimiento sabemos que la aprobación de la reforma estructural al campo nos provoca miedos, preocupaciones, desánimos y tristezas, sin embargo reconocemos que es más grande la fuerza de nuestra indignación y la fuerza de lucha como movimiento de mujeres, la que nos lleva a seguir adelante con la esperanza fortalecida con la organización y las luchas colectivas. Que reafirmamos en un ritual ofrecido a la madre tierra.
Esta Asamblea rindió un homenaje especial a la compañera Rosa, originaria de la comunidad Coquitel, Chilón e integrante del colectivo “Las Gaviotas” del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas y recordó que la violencia en contra de las mujeres tiene muchas formas, una de ellas es la violencia obstétrica. Nuestra compañera murió porque el gobierno ha desligitimado la existencia de las parteras tradicionales aunado a las deficiencias existentes en los servicios médicos públicos. Para nosotras la muerte de Rosa deja en evidencia que la muerte materna es un problema estructural.
Todas las formas de violencia provocadas por la privatización y las reformas estructurales que denunciamos profundizan la violencia contra las mujeres.
¡Alto a la privatización! ¡No a las reformas estructurales! ¡Alto a la violencia feminicida!
Movimiento de Mujeres en Defensa de la Tierra, el Territorio y por el Derecho de las Mujeres a decidir
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