LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL A NUESTRO HERMANO ALBERTO PATISHTAN
A los hombres y mujeres de Buena voluntad nacional e internacional, que tienen en sus corazones, la lucha por la paz y justicia con dignidad.
Hermanos y hermanas.
Una de las Palabras de Jesucristo que debe estar siempre en nuestros corazones es: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios” (Mt, 5, 6.9)
Estas palabras del humilde carpintero, urge que la vivamos porque la realidad que vivimos en México es muy alarmante ante tantas injusticias, opresión, corrupción contra el pueblo Indígena, los Obispos de América Latina expresaron: “Hoy los pueblos Indígenas están amenazados en su existencia física, cultural y espiritual; en sus modos de vida; en sus identidades; en su diversidad; en sus territorios y proyectos” DA 90.
Las grandes injusticias e impunidad que nos imponen a vivir el gobierno federal y estatal consiste en excarcelar a los asesinos, caso es el de Acteal, “hace 3 años fue la excarcelación masiva de los paramilitares presos por la masacre de 45 personas inocentes: hombres, mujeres, ancianos y niños en Acteal. Porque el 12 de agosto de 2009, el gobierno mexicano a través de la llamada Suprema Corte de Injusticia de la Nación ampararon y excarcelaron masivamente a los asesinos de Acteal”. Al mismo tiempo el gobierno federal y estatal les da sentencias de muchos años a inocentes, como el caso de nuestro hermano Alberto Patishtán Gómez, sentenciado a 60 años desde el año 2000, acusado de un delito que nunca cometió, sino, lo único que ha hecho es trabajar por su pueblo y colaborar con los que luchan por la verdad y la justicia. Por lo tanto lo tienen privado de su libertad por cuestiones meramente políticas.
Nosotros y nosotras, como pueblo creyente a la luz de la Palabra de Dios por medio del Profeta Isaías: “Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo” Is. 58, 6; Y a la misión de Jesucristo: “llevar buenas noticias a los pobres, anunciar la libertad a los cautivos, a los ciegos que pronto van a ver, poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del señor”. (Lc. 4, 18-19. La Palabra del Papa Benedicto XVI y de nuestros Obispos de América Latina nos animan con estas palabras: “La Iglesia no puede ni puede quedarse al margen en la lucha por la Justicia” (DA 385) El Santo Padre nos ha recordado que la Iglesia está convocada a ser “abogada de la justicia y defensora de los pobres” (DA 395).
Señores autoridades estatal, federal y magistrados encargados de impartir la justicia, ustedes no pueden sentirse más que Dios, no pueden estar por encima de la ley divina, sepan que lo que hacen en esta tierra comparecerán ante el tribunal divina pues dice la Palabra de Dios: “Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir cada uno lo que ha merecido en la vida presente por sus obras buenas o malas”. (2 Cor. 5, 10).
Hoy como iglesia, nuevamente estamos presentes para solidarizarnos con nuestro hermano Alberto Patishtán, expresarle que no está sólo, que no nos cansaremos hasta que goce de su plena libertad; pero también para expresar y exigirle al gobierno federal y estatal: en nombre de Dios todo poderoso basta las injusticias en contra de nosotros los pueblos indígenas, basta las sentencias llenas de injusticias, basta los sufrimientos que se le está cometiendo a nuestro Hermano Alberto Patishtán. En nombre de Dios todo poderoso exigimos la inmediata e incondicional libertad de nuestro hermano y compañero Alberto Patishtán, porque como pueblo creyente expresamos y manifestamos que es inocente por lo tanto ustedes gobernadores federal y estatal tienen encarcelado y sentenciado injustamente.
4 de septiembre del 2012.
Voz del pueblo creyente del equipo tsotsil, Diócesis de San Cristóbal de las Casas.
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